Cuando pensamos en hacer una sorpresa pensamos en una ocasión, un cumple años, un aniversario, un día de la madre o del padre, fechas que están diseñadas para rodearnos de amor y de las personas que nos lo inspiran, pero ¿Qué es lo que debemos hacer para hacer que estas sorpresas sean especiales?
Hay que verlo desde todos los ángulos, por ejemplo, gracias a las estadísticas podemos determinar el día del año en que más personas cumplen años y con esto nos damos cuenta que una fecha en nuestro calendario puede ser extremadamente importante para un gran número de personas alrededor de todo globo terráqueo, con lo que nos corresponde pensar ¿Cómo puedo hacer para que cuando llegue esta fecha importante destaque en comparación a todo el planeta?, lo más importante es dar un regalo sincero, algo que nos nazca, entregar a esa persona nuestro lado más sensible con un detalle que le haga desear tener más días como ese, añadirle a todo lo que regalemos el toque de un desayuno mágico o de una tarde de encantopara que esas veinticuatro horas no solo se queden marcadas en un calendario, sino para que se queden impregnadas en cadaaspecto de ese día con la inmortalidad de un recuerdo.
Aunque no parezca, los humanos tenemos poderes mágicos y a pesar que no son tales como volar o aparecer y desaparecer cosas, son poderes mucho más útiles, poderes que atestan de luz al día más opaco, poderes que nos hacen levantarnos del suelo cuando empezamos a sentir las pisadas de las personas en nuestro cuerpo, esos poderes nacen de un recurso mágico sempiterno que todos poseemos, a veces nos acaricia, nos lleva al cielo, nos golpea bruscamente, nos abre los ojos y nos ilustra con el pasar de los años; esta magia es tan casual y macanuda que la podemos ver todos los días si estamos del lado correcto de la vida.
La magia se llama amor y se encuentra en cada cosa que tenemos en nuestro tacto, en cada cosa o persona que contemplamos, y aunque a veces se nos hace un poco difícil admirar las maravillas que produce una persona cuando su corazón y su alma esta atiborrada de él, es nuestro deber gritarlo al mundo cuando lo sentimos en el recorrido de nuestra sangre, debemos percatarnos de las cosas más sencillas o extraordinarias que hacemos cuando el amor hacia una persona o hacia nosotros mismos brota por nuestros poros, y la magia del amor puede sanar hasta la herida más profunda, puede borrar el recuerdo más doloroso, puede hacernos sentir suspendidos en el aire y hacernos sostener el mundo entre las manos.
Con esas sensaciones y por esos momentos únicos debemos entregar en cada detalle que demos la magia que vive y respira constantemente en nuestro interior, dándola sin ver diferencia en si es para nuestra pareja, nuestro hermano, nuestra hermana, madre o padre, cada uno de ellos merece todo el cariño que llevamos dentro, porque el cariño, el amor o la ternura no obedecen a factores determinantes que limiten su capacidad de expandirse, ellos solo obedecen al sentir de un corazón que sea capaz de brindarlo a todo aquel que lo rodea, y así es como logramos que nuestras sorpresas sean más especiales, con un poco de magia, muchos detalles y con el brillo que concibe el amor.